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Este es el Blog de Diego Torres Contigo SiempreClub España. Aqui iremos poniendo todo lo que salga sobre Diego y donde podeis dejar vuestros comentarios, noticias, sugerencias, ... para apoyar a Diego y dar a conocer su nuevo disco aqui en España y todo el mundo.

Poco a poco iremos subiendo cosas, tambien nos podeis encontrar en www.facebook.com/contigosiempreclub

Un saludo y Buena Vida para todos.

Club Oficial España


domingo, 3 de octubre de 2010

Diego Torres presentó en vivo su álbum "Distinto" y homenajeó a Romina Yan y Michael Jackson


Buenos Aires, 3 de octubre (Reporter, por Marco Vidal). En su regreso a un escenario porteño después de cuatro años de ausencia, el cantante Diego Torres le rindió un homenaje a la recientemente fallecida actriz argentina Romina Yan y a Michael Jackson en el recital que ofreció la noche del sábado y en el que hizo un repaso de su carrera y presentó los temas de su nuevo álbum "Distinto".

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Sólo bastaron el humor, las bromas y la simpleza de sus palabras para que el artista calentara el cuerpo y los corazones de cada uno de las más de quince mil asistentes que se dieron cita en el estadio Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA), en el barrio porteño de Palermo.


Acompañado por seis músicos y una corista, Diego Torres abrió su recital con "Esto es lo que soy", una de las diez canciones que integran su nuevo material, el cual grabó después de un largo descanso y que fueron compuestas en su mayoría por él y con colaboraciones de Noel Schajris y del peruano Gianmarco.


Vestido con pantalón y chaqueta negra, el hijo de la actriz y cantante Lolita Torres continuó con "Alguien la vio partir" y "No alcanzan las flores".


"Buenas noches mi Buenos Aires, después de tantos años regresamos con tanta ilusión y tanto desafío en este encuentro entre nosotros y ustedes... ¡Qué lindo tenerlos aquí!", dijo Torres en sus primeras palabras a sus fans, algunos provenientes países extranjeros que desplegaron banderas de Brasil, Uruguay, Venezuela y México.


Empuñando su guitarra, el también actor continuó su repertorio con viejos clásicos como "Perdidos en la noche", "Se que no volverás", "No lo soñé" y el flamante "El mundo sigue igual".


En una tarima armada exclusivamente para un set en el que estuvo acompañado solo por un piano, el artista, sentado en uno de tres pequeños sillones rojos, un baúl -utilizado como mesa- y una lámpara que iluminaba tenuemente el escenario, interpretó "Penélope", uno de los éxitos del cantautor Joan Manuel Serrat y que grabó en 1995 en un álbum tributo al español.


Torres continuó con "Que será" y luego le dedicó "En un segundo" a Romina Yan, la actriz recientemente fallecida, a quien recordó como "una muy buena mujer" y "muy buena madre".


"Esta canción la escribí al poco tiempo que murió mi mamá y hace poquito se fue mi papá y ahora están juntos cuidando de la familia. Para esos dos ángeles que están ahí", dijo posteriormente Torres, ya sentado frente al piano, al cantar "Tal vez", composición que fue seguida por "Guapa", acompañado por su corista.


Tras abandonar el escenario y para sorpresa de los presentes, Torres regresó con un set en inglés, en el que incluyó "Easy" de Lionel Richie y un tributo a Michael Jackson con "Beat it" y el acompañamiento de un grupo de bailarines seguidores de "el rey del pop".


Mientras en el escenario se proyectaba un video en las tres pantallas gigantes -dos a los laterales y una en el centro-, con imágenes del artista y de su colega Kevin Johansen, Diego Torres cantó "Bendito", seguido por "Tratar de estar mejor", "La última noche", "Déjame estar", "Usted", "Abriendo caminos" y un mix de "Sueños" y la infaltable "Color esperanza".


Así, tras dos horas de show, el cantante se despidió con los bises "Guapa", "Mi corazón" y "Que no me pierda".


Diego Torres volverá a presentarse en el mismo escenario el 9 de octubre antes de continuar con su gira latinoamericana, que incluye México (del 20 al 31), República Dominicana (13 de noviembre), Costa Rica (17) y Panamá (20)

Fuente:Reporter

"En este momento me alimento de la energía de la gente"


Al borde los cuarenta, el músico se presenta en Buenos Aires después de cuatro años. Su visión sobre el país, su vida cotidiana y el dolor por la pérdida de su papá, que falleció hace poco más de un mes

Tenía pelo largo por la cintura, cara de nene, la misma simpatía de ahora y protagonizaba una novela que hizo furor: "La Banda del Golden Rocket". Corrían los años ’90, y Diego Torres asomaba como una apuesta musical nueva. Y además actuaba. Era el niño mimado de los medios y el favorito de las teen, que –a priori– fueron su público cautivo. Pero, ya con ocho discos en sus espaldas, y mucho antes de editar "Distinto" (su última placa), siempre se mostró diferente, al menos en su relación con el público. Ante los gritos eufóricos de sus fans, el cantante no dudaba en detener el recital. Pretendía ser escuchado. Muchas veces la relación del ídolo con su masa de seguidores suele ser incondicional: él abre la boca, ellas gritan. Ése nunca fue el caso de Diego Torres, que moldeó su público a su manera. No importa dónde, importa cómo.

Con su nuevo disco, sólo durante el último mes tocó en Tel Aviv, Milán, Puerto Rico y Nueva York. Lo hará el próximo sábado y el 9 de octubre en GEBA, después en Córdoba (el 14) y en Rosario (el 16). Un verdadero trotamundos de la música, que reflexiona con 7 DÍAS sobre su nuevo trabajo: "El disco, a lo mejor tiene que ver con el inicio de una etapa nueva. Soy un tipo que siempre trata de salir adelante ante la adversidad y los problemas que la vida nos pone a todos. Todos tenemos momentos buenos y malos".

–Nunca se encasilló en un público determinado, como podría ser la receta más sencilla.

–No, porque mi educación en la música y lo que viví en mi casa era de otra manera. Desde chico nunca coincidí con la locura y la histeria; hay mucha gente que piensa que cuanto más se grite, mejor. Nunca fui partícipe de eso. Sabía al comienzo de mi carrera que tenía mucho público femenino y lo disfruté, pero tenía que ser paciente. El tiempo me dio la razón, porque el público varió, cambió. Ahora hay euforia, la gente baila, canta y disfruta, pero también hay calma cuando una canción lo requiere. Hay contacto con la gente entre un tema y otro: cuando quiero hablar, me escuchan. Disfruto más de esa manera, y ellos también lo disfrutan así. Se acomodó la sintonía y eso está bueno.

—¿Sus condiciones siempre fueron claras?

—Al principio era más complicado, pero después fue más fácil, todo se fue acomodando. También te vas dando cuenta en otros países de cómo funcionan las cosas.

—¿Por ejemplo?

—Afuera, tal vez, se rompen un poco más los prejuicios, porque a veces nosotros somos muy prejuiciosos. Ojo que te hablo del comienzo de mi carrera. Después la gente me fue tomando como un tipo que canta, que hace música; si te gusta lo vas a ver y, si no, hay otra música para escuchar. Acá se me conoce desde el principio y por ahí afuera mi carrera comenzó más tarde. Era una cuestión de tiempo.

Suele ser un ferviente cultor del perfil bajo. Hijo de una leyenda de la música argentina como Lolita Torres y –por eso– famoso desde su nacimiento, es muy difícil verlo en eventos sociales. Ni hablar de escándalos. El hombre se cuida. De novio con la modelo Débora Bello desde hace 6 años, es sumamente difícil arrancarle una confesión íntima sobre la vida en pareja. Prefiere enumerar otras prioridades: "Siempre necesito volver a mis cosas, a mi casa, preservarme un poco. Volver a la normalidad de mis amigos, de mi familia, mis partidos de fútbol, comer un asado, agarrar la tabla para ir a surfear tanto al agua como a la nieve, jugar al tenis, leer un libro, tocar el piano en mi casa, una película. Soy una persona que necesita preservarse".

—¿Por algo en especial?

—No me sienta bien, no me sienta cómodo estar en constante exposición. No es una actitud de divismo ni nada. ¿Viste cuando necesitas aflojar con la exposición? Tiene que ver con eso. En un escenario uno disfruta, pero hay un montón de cosas al lado que son muy duras.

Política. Pero no sólo de música, discos y hobbies vive el hombre. También hay espacio para reflexiones políticas. El disparador es su enojo por la ambición desmedida del mundo. "Creo que la ambición en unas pequeñas dosis está buena, si tiene buenos fines. Si es por un objetivo de trabajo, un proyecto, una pequeña dosis te ayuda a focalizarte –aclara–. Lo que me hace daño es la desmesura de nuestra clase dirigente, que no es nueva y que interfiere con los objetivos de crear un país con educación y salud que funcionen".

—Se lo nota desencantado.

—Desgraciadamente descreo mucho de la clase política, los políticos me han desilusionado mucho. Veo que nuestra clase dirigente ha gobernado un país por la ambición misma, para acumular poder. Es una pelea entre ellos, donde los ciudadanos estamos viendo todavía cuál es el proyecto. Por eso está bueno cuando se tratan ciertos temas que hay que mejorar, como la Ley de Medios, la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Adopción. Hay un montón de temas de Derechos Humanos. Que los militares que le han hecho tanto daño a este país tengan su juicio y cumplan su condena.

—¿Cómo ve al país?

—Lo veo con algunas iniciativas interesantes, con cosas buenas, pero con una maroma, una lucha de poder detrás que quita claridad a los temas que te estaba diciendo. Me parece que la Argentina tiene que estar más conectada con el mundo en todo sentido. A nivel económico, a nivel crédito, a nivel conexión. Tenemos que fortalecer la alianza con Brasil y tratar de sacar un país adelante, de tener el campo y la industria ordenados, porque es la posibilidad ante el mundo de que la Argentina crezca. Creo que el Gobierno se tiene que sentar a hablar con todos; el diálogo es fundamental, por más que no pensemos de la misma manera.

—¿Considera que falta diálogo?

—Sí. En este "divide y reinarás", en este "¿de qué lado estás?" hay cosas que las comparto y otras que no. A mí me encanta la sobremesa, hablar de política, intercambiar. Hoy necesitamos equilibrio, no pensar que el otro es enemigo. La televisión tampoco ayuda, porque desde la tele más amarillista y más mediocre se instala también una polémica constante, y gente que se pelea y se dice cosas terribles en un horario que no me parece que los chicos puedan ver. Ocupan muchas horas de tele sin ningún aporte, peleándose, gritándose y diciéndose cosas terribles y vos te preguntás cuál es el fin de todo esto. Se tocan temas escabrosos y muy sensibles que no se dan en el ámbito propicio para tratarlos. Hay mucha polémica que no nos ayuda al diálogo coherente.

—¿Cómo nos ven en el exterior?

—A veces nos ven y a veces ni siquiera nos ven. A eso me refiero con que a veces Argentina se desconecta. Desgraciadamente en el mundo no están preocupados por lo que pasa acá. Es así. Está bueno que nosotros los argentinos tomemos conciencia de que tenemos que sacar nuestro país adelante.

El show… En marzo del año próximo cumple 40 años, fecha en la que –se dice– el hombre hace balances existenciales. "Creo que el balance lo hacés antes –opina–, a partir de los 30 y pico de años, cuando empezás a ver las cosas de otra manera, a entender algunas reglas del juego que antes no entendías".

—¿Cómo se refleja en su caso?

—En varios puntos. Tomar las cosas con un poquito de paciencia para comprenderlas mejor y no reaccionar desde el temperamento. Entender qué le pasa al otro que te está escuchando. Con el tiempo aprendí a manejar los extremos, que no son buenos. El asunto es cuando el temperamento te hace equivocar y te quita claridad.

Lo del balance existencial tiene mucho de mito, pero Diego Torres –futbolero de ley– desmiente una máxima de pantalones cortos, ésa que dice que con la edad, el hombre retrasa su posición en el campo de juego. El músico juega muy seguido al fútbol, y lo usa como descarga. Se declara polifuncional, un jugador de toda la cancha. Y no es metáfora. "Juego de lo que sea porque me mantengo en estado. Salgo a correr mucho. El deporte en mi vida es tan importante como la música, es un modo de vivir. Salir a correr es parte de mi terapia solitaria".

Lo que sí es una figura literaria es la manera en que definió a sus hermanos. Dijo de ellos que eran "un scrum" de rugby. Para quienes no conocen del deporte de la guinda, es la formación compacta que va para adelante contra todo obstáculo. Unión a prueba de todo. "Con mis hermanos hay una unidad, una complicidad y una incondicionalidad muy grande en las buenas y en las malas. Siempre lo sentí, con nuestros aciertos y errores, con momentos mejores y peores. Estamos muy pendientes el uno del otro. A eso me refería con la metáfora del scrum de rugby, que puede tener cero ternura, pero el que jugó al rugby lo entiende bien". Y en los momentos malos es cuando ese scrum se hace más fuerte.

A lo largo de su carrera, Diego Torres editó 8 discos, y entre todos ellos hay una distancia temporal atendible. El muchacho se toma sus tiempos. Cuando se le consulta el porqué, lo atribuye a las giras y al proceso creativo, que suele insumir alrededor de dos años o más. Pero en este caso hubo un motivo extra: "En este disco se hizo un poco más largo el período por problemas personales, como la salud de mi viejo, que me fue demorando y no tenía energía para otra cosa", explica. Julio César "Lole" Caccia, su papá, falleció hace poco más de un mes. A los pocos días, su hijo subía al escenario para cantar en Puerto Rico.

—¿Qué significa para usted la frase "El show debe continuar"?

—Acompaña mi vida y la de tantos artistas. Encierra muchas cosas esa frase, no es que se cierra la puerta, sonrío y el show debe continuar. Tiene mucho contenido y mucha densidad. Lo viví con mi mamá desde chiquito cuando estaba internado mi abuelo y muy grave de salud. Mi mamá estaba cantando sabiendo que tenía que hacer su función y que mi abuelo estaba internado. Murió cuando mamá estaba cantando. Yo estaba con ella, estaba de invitado en su show. Me acuerdo claramente cuando mamá bajó al camarín y estaba el Chino Verna, que era un cirujano muy amigo de mis viejos que fue quien le dio la noticia a mi mamá, y después la vida me puso en ese mismo lugar. Como la gente se alimenta de las canciones que uno canta y la energía que uno transmite, yo también me alimento de lo que la gente me devuelve en cada concierto, y eso tiene que ver con esta frase. En este momento difícil de la vida estoy buscando por ahí. Estoy cumpliendo con lo que mi padre hubiera querido que haga, que es cantar y asumir los conciertos.

Fuente:elargentino.com

"Este disco era una búsqueda pendiente"


Después de tocar en Italia, Israel y Estados Unidos, mañana Diego Torres presenta en GEBA su flamante disco, "Distinto", en el que contó con la colaboración de Kevin Johansen y La Mala Rodríguez, entre otros.

Cuatro años se hizo esperar "Distinto", el último trabajo solista de Diego Torres, que vio la luz en mayo y que el cantante ya giró por Israel, Italia y Estados Unidos, donde tocó en el Madison Square Garden como invitado de la artista brasilera Ivete Sangalo, concierto del que también participaron Juanes y Nelly furtado.

Finalmente, y tras una prolongada ausencia en los escenarios argentinos (después de cuatro años de no actuar en Buenos Aires), el músico presentará "Distinto", mañana y el próximo sábado en GEBA (sede Jorge Newbery, en Av. Dorrego 3600, entradas desde $135), a las 21.

En Palermo, mientras disfruta de un café en una tarde lluviosa, Diego admite que el nombre del disco es una verdadera metáfora de sus últimos meses. "Me pasaron muchas cosas a nivel profesional y personal: terminé mi relación con la compañía con la cual grabé todos mis discos durante más de 16 años, falleció mi viejo...Y musicalmente, creo que saqué un disco diferente, era una búsqueda pendiente, de otro sonido, un poquito más crudo. Soy un tipo que, dentro del pop, tenía ganas de hacer un disco más de guitarras acústicas y eléctricas, con una renovación de arreglos, pero sin perder mi esencia, ni mi manera de escribir, de componer y de cantar.


Sorprenden las nuevas "sociedades musicales" en el disco. ¿Cómo surgieron?

Con la Mala Rodríguez nunca había trabajado, tenía muchas ganas y en "Mirar atrás", el tema que hacemos juntos, convive un aire de hip-hop que está buenísimo. Lo mismo con Yotuel, del grupo Orishas, con quien sólo había compartido alguna que otra zapada y cuando apareció el tema "Cuando no queda nada", me pareció propicio para que aporte a través de su rapeo toda su poesía y su energía. En cambio con Kev in Johansen (colabora en "Bendito") nos conocemos hace tiempo y vino con muy buen corazón a cantar. Está bueno cuando una canción les permite convivir dos artistas.

A diferencia de su CD anterior, Torres presentó su flamante "Distinto" (cuyo hit, "Guapa", llegó a la cima del Latin Songs del Billboard) por varias ciudades del mundo primero, y con mucho éxito, como sucedió en Tel Aviv, Israel. "Me presenté ante 5.000 personas, en un auditorio agotado, parecía que estábamos en Rosario o Córdoba", recuerda el cantante, que también tocó en Milán, Italia, y luego en el aniversario de la ciudad colombiana de Bogotá, ante 70 mil personas.

"Esta vez quise tocar, tocar y tocar, antes de presentarme en Buenos Aires", admite.

Cierto es también que el fallecimiento de su padre, Lole Caccia, en agosto pasado, lo obligó a reprogramar su gira. "Fue muy doloroso, sobre todo el último tramo de la vida de papá y muy complicado para mí. Gracias a Dios tengo cuatro hermanos y una mujer (Débora Bello) que son de fierro. Es duro estar viajando y de golpe, pum, volver, enfrentar eso, pero es la ley de la vida y lo que me tocó. Tampoco quería hacer causa común de algo que era muy personal, si bien estoy profundamente agradecido por todas las muestras de cariño. El viejo era puro carisma, un tipo muy querido. Era muy sociable y el hecho de que yo hable con una piedra o me haga amigo del viento es muy de él. Lo hablamos mucho y él hubiera querido que yo siguiera trabajando y siento que es lo que tengo que hacer. La ausencia es irreparable, y uno con el tiempo aprende a aceptarlo. Son ciclos que se cierran y será el momento de abrir otros". Distintos.

Fuente: La Razón

“Necesitamos encontrar otra manera de hacer las cosas”


DIEGO TORRES Y LAS RAZONES PARA TITULAR DISTINTO A SU DISCO
El cantante, que esta noche y el sábado se presenta en GEBA, habla aquí de cómo evita encerrarse en una burbuja, los vaivenes de su carrera, los recuerdos de la vida bajo la dictadura, la política, la televisión, los reclamos sociales y las drogas.

Soy un tipo auténtico”, arranca Diego Torres con la autodefinición que acaba de pedirle Página/12. “Con lo bueno y lo malo, pero lo que ves es lo que hay. A veces estoy mejor o peor de ánimo o aspecto, pero la autenticidad es un rasgo que me identifica y va más allá de la música que hago. Muchos pibes me dicen: ‘Escucho heavy metal, pero me caés bien y respeto lo que hacés’. En esta época en la que vivimos, ser auténtico es raro. Siempre me he encargado de no perder la esencia: ir a la panadería, tomarme un mate con la verdulera, eso que hacía de chico de decirle al verdulero ‘Eh, les ganamos 2 a 1’”. La pregunta siguiente, entonces, es si se puede mantener todo eso cuando se vendieron 14 millones de discos, que es la cifra que Torres lleva facturada en su carrera. Y la respuesta del cantante y actor es que sí. “La misma gente es la que termina cuidándote. En una época me fui a vivir a Mar del Plata para preservar eso, justamente: el almacén, el barrio, ir a escribir a los barcitos de la costa. En el almacén me dejaban pasar atrás a hacer mate. O me daban fideos y me decían ‘Llevate, que los hicimos nosotros’. Nunca me pidieron autógrafos. La gente misma, cuando te caza la onda, ya sabe y te protege, no te cholulea. Después viví en San Fernando, ahora estoy en Pacheco y no quería perder eso. Pero yo no bajo con 48 tipos de seguridad a los que les ordeno: ‘Decile que me dé medio de pan’”.

Un rato antes de la charla, los cronistas fueron testigos de una situación de las que describe Torres. Apenas se bajó de un autazo último modelo, el cantante se hizo tiempo para saludar, una por una, a todas las personas que trabajan en el edificio de la productora Fénix. Torres no es un extraño ahí adentro: hace años que la empresa organiza sus shows, como los que esta noche y la del próximo sábado dará en GEBA (Dorrego 3600). “La gente piensa que uno se mueve dentro de una burbuja”, suelta el cantante, y enseguida se desmarca. “Es verdad que evito los sho-ppings, pero porque tengo una tara que tendría que hablar con el psicólogo: me gustan los negocios a la calle, especialmente de barrio. Y voy a la cancha, a ciertos partidos. Claro que no voy a ir a Villa Domínico de visitante...”

–De todos modos, es comprensible que se piense que usted vive en una burbuja, porque la mayoría de los que llegan a cierto nivel de popularidad se aíslan.

–Es un proceso cuando te chocás con la popularidad. Y después hay mucho de circo: hoy hay una pseudoprofesión nueva que es ser famoso, montar este circo de peleas, de llamar a los paparazzi y decirles “estoy yendo al cine”. Aprendí a convivir con eso. A veces tengo que ir a ver a un amigo que actúa en teatro y eso significa ir, fotos, firmas, charlar... Tengo buena onda con la prensa, nos conocemos, saben cómo soy. Puede gustarles más o menos mi trabajo, pero saben cómo soy. Lo noto en el trato con la gente, el respeto, la onda, el cariño. Y lo de no aislarse, seguir siendo normal, tiene que ver con la educación que uno tuvo: lo que recibiste en tu casa determina en buena medida qué persona sos. Si tu viejo te permitió tratar mal al mozo cuando eras chico, no lo vas a tratar bien de grande. Mi madre (Lolita Torres) era artista, nací en esto: a ella la aplaudían y después venía y era mi mamá, me revisaba el cuaderno, me preparaba la leche. Eso te ordena el jardín, por eso soy así: laburo, giro dos años, me guardo, hago un disco y no me jodan. Es mi esencia. Seguramente habrá quienes piensen que puedo pasar a alguien por encima con el auto, pero no. Y mejor no hablemos de cuánta gente que tiene cierto poder adquisitivo le fue un poquito bien, y siente que puede llevarse al mundo por delante.

–Ya se autodefinió como persona. ¿Y como artista?

–Dentro del pop, creo que soy un artista integral: canto, compongo y escribo. Pero nunca dejaré de ser actor, en mí son cosas que están muy ligadas. Sí me gusta la actuación para adoptar otro aspecto, otra manera de moverme. Eso es lo divertido: no hacer de uno. Me considero un tipo inquieto que ha buscado. Con Cachorro (López, productor), en el primer disco compartíamos la idea de hacer baladas, reggae, uptempo. No quería ser un baladista ni un reggaero: era un tipo que cantaba en un horizonte amplio. Eso se fue cocinando, se fueron incorporando otras músicas. Hubo mucha fusión, esto de incluir flamenco, rumba, instrumentos de América latina, guitarra española. Eso refleja lo que soy desde el primer día y lo seguiré haciendo porque ésa es mi educación, eso es lo que soy como artista. Pero no sé cómo se puede catalogar. Por otra parte, en la tele arranqué como actorcito joven, pero dejé eso y salí a tocar en La Rioja, Jujuy o Buenos Aires. Y así tuve mis problemas con la TV cuando tenía que salir a tocar. No quería en ese momento que se interprete que soy actor, canto, hago publicidad: no quería saturar. Volví a actuar cuando apareció una película que era un desafío. Quería cuidar ambas profesiones y poder seguir desarrollándolas.

–Su nuevo disco se llama Distinto. ¿Lo que propone es que podemos vivir de otro modo?

–Totalmente. Distinto no es solamente porque tiene otro sonido. Distinto es buscar una manera distinta. Hay que reeducar, tomar otra conciencia, enfrentarse a una clase dirigente que no gobierna y que está formada por los mismos de siempre, que cambian el discurso para un lado u otro según cómo gira el viento. Ese “distinto” está asociado a una manera distinta de gobernar, de hacer política, de llevar una carrera, de cantar, de hacer una nota, de ser periodista. Tiene que ver con seguir teniendo valores y criterios. Es medio Código Da Vinci, está ahí metido, pero está bueno no ser tan explícito. Ahí está el misterio del arte.

–Usted también suena distinto a algunos de sus colegas.

–Pero el título no es para separarme de los demás. Es importante tener una identidad propia en la música y voy en busca de seguir lográndolo. No lo conseguí con el primero o el segundo disco, todo se generó con los últimos. Pero también en mis primeros discos tenía 19 o 20 años: no podía hacerlos de otra manera, era lo que me salía. Pero estaba más preocupado por tener una identidad que por cuánto se iba a vender el disco.

–Ese primer trabajo con Cachorro López y la búsqueda de mezclar, ¿tiene que ver con que usted era público de Los Abuelos de la Nada y Sumo?

–En la secundaria, con la democracia podíamos ir a ver a Los Abuelos, a Sumo, a Soda, a Virus, a Miguel Mateos... Me crié en esa época en la que el rock coqueteaba con el pop, con los ritmos. Eso me identifica, lógicamente. Después pude trabajar con un Abuelo como Cachorro, y metimos “Sintonía americana” y “Chalamán”, participé del homenaje a Sumo con “No tan distintos”. No es que ahora me quiero hacer el rockero con la chaqueta de cuero y la moto: es la guitarra, la cosa cruda, suena menos latino, hay algo de hip hop con La Mala Rodríguez y Yotuel de Orishas. Es otra búsqueda... que sigue siendo la misma.

–¿Se arrepiente de algún disco, alguna canción, alguna gira?

–No, al contrario: uno aprende más de los errores o de las cosas que han pasado. Lo que me encuentro ahora es que tengo un repertorio muy amplio y puedo dejar canciones afuera. A algunas les pruebo un arreglo distinto y me doy cuenta de que las arruino.

–Pese a todo lo positivo que le dio, ¿nunca se hartó de “Color esperanza”?

–No, al contrario. Es cierto que fue imparable. Se dio en un momento de crisis en la Argentina, en un momento de mierda: la canción quedó boyando en la radio con un país partido al medio. Y la gente tomó esa canción. Lo que no me gustaba, y por lo que con Coti (Sorokin, coautor) y Cachorro pusimos recursos de amparo, fue que la usaran con fines políticos.

–Aldo Rico dijo: “Como dice Diego Torres, pintarse la cara color esperanza”.

–¡Nunca peor ejemplo! Por eso ahora, en esta canción con Yotuel (“Cuando no queda nada”), metemos un poco una respuesta para los políticos que prometen, prometen y después nos las meten. Pero, volviendo a si me cansó la canción o no, es absurdo luchar contra lo que toma la gente. Es lindo agarrar la guitarra, tirar un sol mayor y que la gente cante. Esa canción provocó cosas muy lindas en muchos países. El asunto es no decir “Vamos a por otra ‘Color esperanza’”. Hay algo natural que viene de “Tratar de estar mejor”, que es la “hermana mayor” de “Color esperanza”. A aquella canción la escribí pensando en mi familia, porque mis hermanos se fueron a España y a Nueva York. Era algo que se vivía acá con hijos que se iban, familias que se partían y padres que lo sufrían. Y a pesar de eso, “tratar de estar mejor”. Porque yo no voy a escribir “Estás mal / estás triste / abrí la ventana / y tirate”, pero también escribo canciones después de haber sufrido mucho tiempo y tragado mucha mierda.

–¿Le interesa la política?

–Estoy muy desilusionado con los políticos de nuestro país. No me siento identificado, sinceramente, pero eso no quita que me interese lo que pasa en mi país y en los países que visito. Me gusta intercambiar, aprender, escuchar a quien puede darme una buena opinión. Pero en este momento del país no quiero ser parte de esta polémica instalada del “de qué lado estás” de acuerdo con cómo pensás. Me interesa mucho la ley de medios, que estemos atentos a los monopolios, al poder desmedido que la prensa puede tener y que puede influir en la vida política de un país. Me parecen muy importantes los derechos humanos y que se hagan los juicios; que los gays tengan la posibilidad de casarse y tener derechos civiles. Me parecería muy importante que se modifique la ley de adopción. Pero no me gusta cuando estos temas se tratan con un fin político detrás. Me parece que necesitamos grises. Y no es ser tibio. Es ser de Boca o de River, pero no cagarse a tiros por Boca o River, que quede ahí. Como comunicador, me parece bueno transmitir eso: estoy atento, leo todo, pero no quiero entrar en esa polémica. Me interesan más las causas que quien las transmite.

–Usted nació en 1971, o sea que vivió de los 5 a los 12 años bajo la dictadura. ¿Tiene recuerdos de esa época?

–Era muy chiquito, pero cuando crecí me di cuenta de por qué no se podía ir a los conciertos, de que no había libertad, de que se “chupaba” gente. En el ’83 entré en la secundaria con la posibilidad de elecciones, el refresco que traía Alfonsín y la vuelta de la democracia, y empezaron a caerme fichas de cosas de las que de más chico no me daba cuenta. Fue una época nefasta y horrible, en nuestro país y en tantos otros. Es un tema muy serio que debe tratarse con los juicios correspondientes, para que cada uno que cometió delitos de esa índole pague por lo que hizo, no que venga después una ley de amnistía. Y hay que fortalecer este país socialmente y a nivel educación. Ahora la clase política ataca a la clase media. La clase media es clase media, alguno más para un lado y otro para el otro, pero no me vengan con que la clase media es más de derecha. Es aquella clase a la que no podés comprarle el voto y es a la que la dirigencia política se ha encargado de destrozar más y volverla más complicada para ir generando la posibilidad de manejar el voto hacia debajo de esa clase media. El problema que veo acá es que la corrupción y el aparato del poder son tan desmedidos que interfieren en el sistema o la estructura que debe gobernar. Se usa mucho dinero en el aparato, pero no en los colegios. A mí me gusta el socialismo, pero es muy difícil acá.

“Chalamán”En pleno estallido de “Color esperanza”, Diego Torres llenó la cancha de River. Y en un contexto de público muy variopinto, se despachó con su vieja versión de “Chalamán”, que Andrés Calamaro cantaba en Los Abuelos de la Nada, mientras en las pantallas se veían imágenes de rastafaris fumando marihuana. Esa actitud, hizo notar este diario en ese momento, fue más movilizadora de neuronas que la de músicos que terminan predicando para los conversos. “Sin ninguna duda, eso abre mentes”, se planta el cantante. “Y hay maneras y maneras de hacerlo. Siempre dije lo que pensé, o estaba en alguna imagen que era parte de los contenidos que aporto. En los ’90 declaré algo en la revista 13/20 y tuve una citación por apología. Lo que dije entonces fue que drogas pesadas y livianas son cosas distintas, y que si se legalizaban no iba a subir el consumo sino que se iba a convertir en un mercado controlado. Ojo, no es que tenés que probar todo para saber si lo querés o no. Pero tampoco me gusta el prejuicio hacia todo, eso de que ‘se fuma un porro y sale a matar’. Por eso está bueno informar y que esto se discuta, para que si una madre le encuentra un poco de porro a su hijo no lo lleve directamente a internarse. Mejor que se preocupen para ver si no están un poco lejos en el diálogo con sus hijos. Si podés evitar probar drogas pesadas, mejor. Por eso siempre transmití varios mensajes y el deporte es uno de los más importantes. El deporte es un gran aliado en la vida del ser humano. Y ha sido un gran aliado en mi vida siempre: correr, el fútbol, estar incentivado, motivado.”

Aguante la ficción

En el estado actual de la televisión, ¿le gustaría participar en alguna ficción?

–Como actor, me gustaría que hubiera más ficción y que las horas que se pierden en el boludeo se usen en ficción y documentales. La ficción es otra TV y me gusta, y trato de ver las series y novelas que puedo cuando estoy acá. Soy actor, quiero actuar, aguante la ficción. Creo que el Chueco (Adrián Suar) hace mucho, mal o bien, trata de hacer ficción en una televisión que es muy compleja. Hay buena ficción, buenos formatos, buenos guionistas, buenos actores.

–Pero de bailar por un sueño, ni hablar, ¿no?

–No. No quiero ni perder tiempo hablando de eso. Me llama la atención que eso llame tanto la atención, es increíble. Pero bueno, no es algo de ahora. Pasa que es tan notorio, te ponen tanto delirio, tanto personaje, que es normal que te quedes boquiabierto. ¿Cómo hacés con un pibe de cinco años con todo eso? Culos, tetas, “sos un forro”, “sos un gato”, “tenés sida”, “te voy a matar”. ¿No hay nadie que ponga un poco de cordura? Está medio raro, medio chueco...

–Y también está de por medio el Chueco.

–Sí, ahí también está el Chueco.

Fuente: Pagina12